All sorts of jazz, free jazz and improv. Never for money, always for love.
Cuando el jazz abandonó los lugares centrales de la escena musical para recluirse en los circuitos culturales y económicos medio-altos, tendió también a desarrollar un lenguaje que le garantizara la distancia, la exclusividad, la distinción. En consecuencia, formas como el free jazz (y, en general, la música improvisada) sufrieron un proceso de estetización: sus intérpretes buscaban ahora cristalizar el momento, otorgar densidad a un instante, captar cierta esencia etérea que podía encontrarse en mínimos hallazgos. Era ir a contrapelo, toda vez que la free music tenía mucho más que ver con la celebración y expansión de la existencia, que con la poetización de la experiencia.
Exploding Costumer nos muestra una buena manera de evitar los actuales caminos cegados, aunando clasicismo y vanguardia y apostando, voluntaria o involuntariamente, por el vigor, la interrelación explosiva y la celebración vital. El cuarteto sueco une hard-bop y free jazz recogiendo influencias de distintas escuelas (del rock en la base rítmica, de Ornette Coleman y Eric Dolphy en los vientos, incluso ramalazos ska -Mr. BP- en la composición) y dejando espacio a una música fibrosa, de ritmos reconocibles y expansivos, y a improvisaciones robustas.
Afortunadamente, sus temas (composiciones originales de Martin Küchen, su saxofonista) nos hablan más de la vida que del arte.
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