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Sleeping in Vilna - Why Waste Time

Sergio Piccirilli, El Intruso

La música creativa del siglo XXI ha venido caracterizándose por una amalgama de tendencias divergentes y hasta contrapuestas en las que, a veces, resulta difícil encontrar un hilo conductor. Sin embargo, frente a esa nueva complejidad, pueden encontrarse simplicidades tan viejas e inalterables como un cabal entendimiento de la música como lenguaje, su aplicación como instrumento de comunicación interpersonal y una profusa utilización de las cualidades del sonido para la manifestación de emociones, sentimientos e ideas.

En ese contexto han emergido corrientes que reflejan la intertextualidad y la multiculturalidad, así también como asoman experiencias que abogan por una elaboración de conceptos asociados a la música libremente improvisada, la idea de paisaje sonoro, las músicas sónicas o los poemas sonoros. No obstante, del mismo modo que la vanguardia del siglo pasado desmontó el sistema tonal a favor de la revolución armónica, el dodecafonismo o la atonalidad, las expresiones punteras del arte musical del nuevo milenio han ido reemplazando los dogmas impuestos por la tradición, las fronteras de géneros y estilos y los encasillamientos estructurales entre sonidos musicales y no musicales, por una búsqueda tendiente a generar un “despertar” estético a través de un diálogo abierto –e incluso, aleatorio- entre distintas culturas y disciplinas artísticas, cuyo resultado luce cada vez más alejado de los productos musicales de consumo masivo promovidos por el sistema y los medios dominantes.

En ese sentido podría aseverarse que el álbum Why Waste Time del sorprendente quinteto Sleeping in Vilna – más allá de las subjetividades propias de valoraciones estéticas y gustos personales- es un auténtico arquetipo de los modos libertarios y sin fronteras que distinguen a la música creativa de nuestro tiempo.

Sleeping in Vilna testimonia una declaración artística clara, muy personal, novedosa e inquietante fundada en un infrecuente mosaico sonoro donde confluyen la poesía urbana, el arte hip hop y el uso de un arcaico sinthi -sintetizador análogo portátil utilizado a principios de los setenta- a cargo de Mike Ladd (artista ampliamente reconocido tanto por su obra solista como por los proyectos multimedios junto a Vijay Iyer como In What Languaje?, Still Life with Commentator y Holding it Down: The Veterans’ Dream Project), el equivalente dominio de música clásica contemporánea y vanguardia que surge del clarinete de Carol Robinson (quien acredita una discografía que incluye trabajos basados en sus propias composiciones y también en las de autores del calibre de Luigi Nono, Giancarlo Scelsi y Morton Feldman), los innovadores arrestos percusivos que propulsa el experimentado baterista Dirk Rothbrust (su currículo abarca desde aportes en el Ensemble Modern de Frankfurt y Kammerensemble Neue Musik hasta colaboraciones con el inclasificable Full Blast and Friends) y la infinita sonoridad que despliega la autorizada guitarra de Dave Randall (Slovo, Faithless, Sinead O’Connor, Max Roach, etc.).

La pátina de incontrastable originalidad que provee la alineación tímbrica utilizada en Sleeping in Vilna, la hibridación de los mundos sonoros que aportan cada uno de sus miembros, el aprovechamiento de múltiples realidades musicales a través de la libre improvisación y el sentido de unidad subyacente que aflora en su propuesta colectiva, hacen de este proyecto un legítimo paradigma de la búsqueda contemporánea por expandir los horizontes de la creatividad musical.

En el fantástico viaje que propone Why Waste Time se suceden los climas ambivalentes y exploratorios del magnético Let Nobody; el sórdido y espacioso temperamento elaborado a través de la convergencia de sonidos y palabras en Million Knots, la fina ornamentación que adornan los cuestionamientos surgidos de los textos en Odd Soul, el espíritu del hip hop y el rap que emana de Entropy; el contraste entre los vaporosos modos de la música de cámara y la desnudez del folk en Angels Crazy; las imágenes sonoras cargadas de tensión que se desprenden de Why Waste Time y el arrebato catártico de rock y música electrónica experimental que expresa Past Chaser.

El tramo final del álbum atraviesa una abstracta visión del pop alternativo en Marvelling, ofrece una atmósfera opresiva que evoluciona de manera inesperada en Drenched in Us, asume un carácter nostálgico en el breve The Chew Voices, se aproxima al formato balada y se carga de un nostálgico romanticismo en Steppe Together, elabora un clima sórdido y visceral con vagas reminiscencias de punk-rock en In a Name y concluye en la sutil melancolía que brota del delicioso Oh Honey.

Sin lugar a dudas, Sleeping in Vilna, en Why Waste Time, nos proporciona uno de los alegatos musicales colectivos más novedosos, originales y convincentes de 2012.